martes, 21 de noviembre de 2017

¡CONOCIENDO MAS!






DIOS PUEDE USAR NUESTROS DESEOS CONTROLADOS POR EL ESPIRITU PARA DIRIGIRNOS


Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.” Filipenses 2:13 (NVI)
Cuando queremos la dirección de Dios para nuestras vidas, debemos quitar del camino nuestros deseos para que honestamente podamos decir, “Dios, estoy dispuesto a ir por cualquier camino – lo que tú quieras es lo que yo quiero.”           
Entonces decimos, “Dios, ayúdame a saber que es lo que tú quieres poniendo un deseo de alguna u otra forma.” Algunas personas no quieren hacer eso, porque piensan que, si desean algo, entonces Dios debe estar en contra de ello. Eso no es verdad. Dios puede usar nuestros deseos controlados por el Espíritu para dirigirnos. El Salmo 37:4 dice, “Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón” (NVI). Si verdaderamente estás tratando de hacer lo que es correcto ante los ojos de Dios, entonces tus deseos estarán en la dirección correcta.                                
¿Cómo sabes cuando tienes los deseos correctos? “Si alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie” (Santiago 1:5 NVI): Tú dices, “Señor, dame la clase de deseo correcto para hacer lo correcto.”
Cuando te enfrentas a una decisión difícil, primero, confiesas tus pecados y te pones a cuentas con Dios. Entonces tú encomiendas la decisión al Señor y sigues orando hasta que tú “te pones en una posición neutral” sobre eso. El tercer paso es pedirle a Dios que te revele su voluntad dándote un deseo: “Señor dame el deseo de hacer lo que es correcto.” Recuerda que: “Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad” (Filipenses 2:13 NVI).
¿Cómo sabes si el deseo proviene de Dios? Una buena prueba es el tiempo. Puedes comprobar si un deseo provienes de Dios esperando por un tiempo y orando, “Dios, si este deseo proviene de ti, hazlo más fuerte. Si el deseo no proviene de ti, por favor llévatelo.” Es una buena petición – ¡solamente pide a Dios que haga eso por ti!              

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